Las que callo, las que elijo callar entre estos minutos, sólo por si acaso.
Las que has dejado caer en un descuido, tan cerca mío que me rozaron con su filo amargo.
O quizás las que debiste haber silenciado de un disparo.
Las que escribí alguna vez, intentando alcanzarte, con aquel anhelo inocente de las letras.
Las que no sé cómo pronunciar.
Nunca supe.
Todas las palabras, la locura del tiempo encerrada en sílabas.
Las puertas que cerraste con un silencio.
El extranjero de mi alma.
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