La hubiera mirado a los ojos y hubiera acariciado su piel, si eso fuese posible en algún plano de las tantas realidades que habita un alma. De vez en cuando desafiaba las leyes de la lógica y lo hacía.
"Eres lo único que tengo", susurraba con sus ojos cerrados,
"lo único que me ha quedado".
No hay comentarios:
Publicar un comentario