Te miro en silencio, de lejos, como hacemos los cobardes cuando queremos explicar algo y nos gana el tiempo. Te odio en secreto, de cerca, como hacemos los idiotas cuando no sabemos odiar. Acaso no es eso el amor, que me quede sin papel cualquier jueves por la tarde, que se caiga el lápiz y ruede hasta tus pies y tenga que hablarte, o peor aún, tenga que quererte de una forma insoportable.
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